jueves, 26 de agosto de 2010

Quien bien te quiere, te quiere libre




Estas imágenes pertenecen a la última película que he visto: Two For The Road, de Stanley Donen (1967). Dos En La Carretera, a la española. Para quienes no lo conozcáis, el film retrata la vida de una pareja a través de diversos momentos de su relación en temporadas de vacaciones que han vivido desde que se conocieron. En el momento presente de la película, la pareja reflexiona sobre lo que ha sido su vida junto al otro a través del recuerdo, al ver la pesada carga en la que se ha convertido su matrimonio. De alguna manera, cuando la ves lo tienes claro: el amor es efímero.

Pues bien, a esto yo respondo con un rotundo NO. Como en el Efecto Pigmalión, en las relaciones de pareja se acaba dando una profecía autocumplida. Al pensar que todo se deteriora con el tiempo, tu actitud acaba siendo esa respecto al paso de los años, y finalmente, lo que no existía, acaba convirtiéndose en algo real. Estamos tan acostumbrados a escuchar frases del tipo: ya me lo contarás cuando llevéis dos años viviendo juntos, que finalmente las decepciones comienzan a aflorar y se convierten en el mayor obstáculo de tu felicidad.

Hoy he leído en un artículo lo siguiente:

A veces nos sentimos atrapados en unas relaciones que nos asfixian. Queremos huir y quedarnos al mismo tiempo. Nos sentimos incomprendidos y nos invaden las preocupaciones. Otras veces nos parece que debemos someternos a los deseos de los demás para complacerles. Todo ello nos oprime.
Al sentirnos amenazados por la presencia del otro, llegamos a renunciar a nuestra integridad individual bajo la influencia de los demás y de la sociedad. Buscamos seguridad y dejamos de ser nosotros mismos, adoptando una personalidad que sigue las pautas culturales y sociales. 

Mark y Joanna Wallace, los protagonistas de la película, sufrieron estos síntomas desde que se conocieron, y como ellos, la gran mayoría de las parejas. De ahí el sentimiento de nostalgia y melancolía que produce el film, pues de alguna manera hemos interiorizado que eso es exactamente lo que sucede en cualquier relación, y que una de dos, o terminas con esa situación separándote de tu pareja, o te conformas y sigues Caminando en Círculos, como en la canción de Quique González, aunque muchas veces te pese.







Canteca de Macao, en su canción Bellas, comienza diciendo: 

"Quien bien te quiere te hará sufrir",
Ay, yo no pienso de esa manera
Quien bien te quiere, te quiere libre
Y yo no sufro si soy libre a tu vera...

¿Es posible el Quien bien te quiere, te quiere libre? Sí. Con los pies sobre la tierra y el corazón en la mente. No se trata del mientras estemos juntos, yo hago mi vida y tú haces la tuya, para nada. Eso es para simplones y cobardes. 

Más bien se trata de cuidarte y cuidarme. 
De darte y a la vez darme. 
De respetarte y a la vez respetarme. 
De quererte y al mismo tiempo quererme.



Y en ese andar, te haré feliz y me haré feliz, y el sol brillará hermoso cada mañana. Eso seguro.


Una visión diferente para historias de amor diferentes. La opresión nunca hizo feliz al ser humano, dejemos de convertir algo tan bello en algo que provoca sufrimiento. Así continua el artículo un poco más adelante:

El miedo, la ira y la tristeza se originan en los hábitos de aferrarse, apegarse y depender. Con ellos, nuestro corazón pierde libertad. La presión que generan estos estados emocionales y la ausencia de libertad nos provocan sufrimiento. Estamos tan acostumbrados a estas formas de sufrir que llegamos a creer que son naturales. Es posible dejar de sufrir estas perturbaciones emocionales si recuperamos nuestro poder interior.
Con el fortalecimiento mental, emocional y espiritual podemos avanzar hacia la libertad asumiendo nuestra soberanía personal y estableciendo espontáneamente nuestra conexión con el mundo en el amor y el trabajo, en la expresión genuina de nuestras facultades emocionales, sensitivas e intelectuales. De este modo nos unimos con los demás, con la naturaleza y con nosotros mismos, sin despojarnos de la integridad e independencia de nuestro yo individual y único.
El verdadero poder interior lo desarrollan quienes conviven y trabajan juntos, no quienes se alejan de los demás. Por los demás hacemos cosas que no haríamos por nosotros mismos. Al relacionarnos ampliamos nuestros límites mentales y agrandamos nuestro corazón. Al convivir practicamos nuestras cualidades y poderes internos: tolerancia, capacidad para adaptarnos, escuchar, comprender, amoldarnos, perdonar, comunicar, fluir, discernir… Y así aprendemos a ser.

Mejor sentirse como en la canción In The Sunshine, de Lionel Neykov...



Let’s escape tonight, 
Find a place
That everything is peacel and quiet.
We can breathe and laughs..
So close your eyes and drift in the night.

Well we’ve caught in the sunshine,
Watch the world go back.
Live outside and,
Stay up for hours in the night
Talking ‘bout the life. 


Let’s get away right now,
Find a place,
That everything is sunny and bright,
We can laugh out loud
Lie on the grass,
Gaze in the sky.

Well we’ve caught in the sunshine,
Watch the world go back.
Live outside and,
Stay up for hours in the night
Talking ‘bout the life.



Clouds passing by,
Will make love under the sky.
And the stars,
Dancing in front of our eyes. 



So come away with me,
Come to a place,
That everything is simple and claire
We can joy all day,
Sit on a beach and listen to the waves.

Well we’ve caught in the sunshine,
Watch the world go back.
Live outside and,
Stay up for hours in the night
Talking ‘bout the life. 




Para quien desee leer el artículo completo, aquí lo dejo, no tiene desperdicio alguno:




4 comentarios:

  1. La película es pura delicatessen. Hepburn, Finney, Donen, Mancini, los vestidos de Givenchy...Como los verdaderos clásicos, es intemporal. Sus temas siempre estarán vigentes porque hablan de la condición humana. La película tiene cincuenta años pero los problemas de las parejas son muy similares. Una relación de carácter sentimental, tan pasional, visceral, de carácter posesivo por naturaleza es difícil que se dome conforme al sentido común. Supongo que todo deben ser tendencias. Enriquecerse, complementarse mutuamente. Dar y recibir. Saber soportar los malos momentos y seguir adelante camino de ese norte que debe ser la construcción de un proyecto en común. Parece ciencia ficción pero a veces funciona. :)

    ResponderEliminar
  2. Tienes razón al decir que una relación así es muy difícil de domar, las rutinas en las pautas de actuación dejan mucha huella, y en estos casos más todavía. Soy de las que opinan que se puede perdonar, pero no olvidar. Pero sí se puede aprender del error y comenzar de cero con buen pie, como en otros casos de la vida.

    Preciosa tu entrada, ;)

    ResponderEliminar
  3. Con permiso.

    De relaciones se lo justo... pero de esa peli... es un musical en toda regla y un auténtica preciosidad. I felt in love with Audrey!!!

    Este post es una gozada, me ha gustao' mucho!

    ResponderEliminar
  4. Gracias por tu comentario, Popi.
    Espero ver más pelis de Audrey, es una artista con todas las letras. Un saludo!

    ResponderEliminar