lunes, 21 de noviembre de 2011

Por fin te encontré


Por fin te encontré
como un candil brillando entre la nada.
Yo era Robinson
y descubrí tus huellas en la playa.
Tanto te esperé…
Yo, Adán expulsado del paraíso.
Tú, Eva maldiciendo la manzana.
Allá donde ella viaja está mi edén.
Por fin te encontré.

Te encontré por fin,
vagando por las dunas del pasado.
Y sacié mi sed,
bebí del breve hueco de tus manos.
Tanto te esperé…
La mirada de un niño tú me diste,
la luz de un verano que había olvidado,
el temblor que trae la primera vez.
Por fin te encontré.

Ven aquí no digas nada.
No hace falta, que la noche ya
aprendió de tus silencios
y a descifrar nuestros cuerpos.
Derrumbemos las cautelas.
Compañera, estoy perdido y ya,
para tener miedo, es tarde.
Bendito azar es encontrarte.


Yo no te busqué
y te encontré al abrirse una ventana
por un vendaval
que trajo perfume a tierra mojada.
Tanto te esperé…
Yo Adán expulsado del paraíso.
Tu Eva maldiciendo la manzana.
Allá donde ella viaja esta mi Edén.
Por fin te encontré.

Ahora has de saber
que me hundo en tu mirada inabarcable.
Que esta aurora trae
certezas para espantar soledades.
Tanto, tanto te esperé…

Y puede que el planeta se derrumbe,
que la lumbre del mundo algún día se apague,
que el tiempo arrugue el alma y nuestra piel,
pero yo por fin te encontré.

Ven aquí no digas nada.
No hace falta, que la noche ya
aprendió de tus silencios
y a descifrar nuestros cuerpos.
Derrumbemos las cautelas.
Compañera, estoy perdido y ya,
para tener miedo, es tarde.
Bendito azar es encontrarte.

Por fin te encontré
como un candil brillando entre la nada.
Yo era Robinson
y descubrí tus huellas en la playa.



lunes, 14 de noviembre de 2011

Por hache o por be


Me mareo con promesas que me cuesta cumplir.
Otra vez que me siento con mis pasos de cangrejo, en los que avanzo tres y retrocedo dos. ¡Y qué desesperante es ser consciente de ello! Y aún más que haya pasado un mes y no le haya puesto remedio por hache o por be, como dicen por ahí.



Qué gracioso echarle la culpa a la hache y a la be. ¿Sabíais que la expresión viene por los dictados del colegio? Por la frecuencia de las faltas de ortografía cometidas con estas letras, que eran las más típicas. Y que posteriormente la expresión se extendió al uso cotidiano.

Bueno, pues exactamente no ha sido por letras, pero sí por palabras. Por palabras de excusas autoconvincentes, y de promesas auto-incumplidas. ¿Quizá porque me miento? No, hombre no. Más bien no pienso antes de hablar, y me comprometo con cosas externas más de lo que debo. Y luego lo mío se esfuma sin darme ni cuenta. Al fin y al cabo, ahí están la "hache" y la "be" de "eso te pasa por hablar".

A eso hay que sumarle mi incapacidad de romper compromisos ya verbalizados. Entonces sucede que...


Llevo un mes diciéndome que iba a salir a correr y nada.
También que no trabajaré más de lo que me toca, y me pringo a la mínima.
Que me acostaré a la hora y descansaré lo necesario.
Que cenaré, aunque sea tarde.
Que sabré decir "no", si veo que me voy a agobiar.
Que dedicaré algún rato más a estudiar.
Que no leo desde hace tiempo.
Que no medito, que no escribo, que no pinto...

Y que todo acaba en enfermedad. 
Y mi cuerpito, como siempre, desesperado diciéndome, "pero niña, que existo". 


Si no fuera por algunos paseos que me permiten respirar contigo...




Ya me avisaba septiembre...
¿Astenia otoñal? No. 
Intuición, visión de futuro... Llámalo como quieras.

Y es que ahora recorro el invierno como si fuese una maratón de logros personales, uno tras otro, uno tras otro... Sin descanso. Y todo para compensar mis antiguos inviernos de sofá, de mirada perdida y desidia compartida. 



Y no me llegan las horas... No me llega el aliento.

Y me enfado con el mundo.
Y vomito mis quejas... Y luego me arrepiento.

¿Y si algún día dudo del disfrutar de mis logros...?

Mejor no pensar en eso.
Mejor prometo que trabajaré en ello.
Desde ya. 
Aquí dejo constancia de que he empezado con la cena de hoy:



En una semana os cuento.