martes, 19 de julio de 2011

Triple-empleada

Educadora social, camarera y ahora también... 


COLGANTES DE FIMO


COLLARES 


PULSERAS AL GUSTO PARA CHICOS...


...Y PARA CHICAS




Y TOBILLERAS AL GUSTO





miércoles, 13 de julio de 2011

La vida te da sorpresas...

Ante un previsible verano en la ciudad con visitas esporádicas de fin de semana a Ciudad Rodrigo, se me ha presentado una temporada eminentemente rural. Y ante las carencias económicas para ir a darme bañitos en la playa, sólo puedo decir... ¡YUJUUU...!


Son cositas de la vida que surgen cuando uno vive abierto a lo que le rodea y acoge lo que le ofrecen, actitud que desde hace tiempo me acompaña en este caminar al que suelo llamar vida, y al que en los últimos meses me he dedicado a mimar de una forma totalmente mía, y que al fin y al cabo, es lo mejor que le puedo dar.


¡Cómo es la vida cuando fluye sin más y su mecer es ese lugar cálido que te hace sentir como en casa...! Sí. Sin duda sé que sabéis a qué me refiero. Esos giros que te hacen elegir súbitamente entre continuar con la rutina prevista o lanzarte a la piscina, siempre me han hecho sentirme viva. Esa pregunta de... "¿tengo algo que perder?", seguida de la respuesta: "No, sólo ganar o seguir igual", para mí se resumen en una palabra: "Adelante".


Conocer gente nueva y lugares nuevos son un manjar para mí, y este verano me doy por satisfecha. En junio tuve a una pequeña familia en mi casa durante cinco días, la del Pollo Emocional, que tocaron en mi barrio y tuve el placer de alojarles en mi casa, además de acompañarme a mi Ciudad Rodrigo durante el fin de semana, pegarnos un bañito en pelotas en Las Batuecas y regalar un concierto a mi gente en el Manolín. Hacía tiempo que no me sentía como en Menorca y con ellos todo fue verdaderamente sencillo, natural y espontáneo... Lo que viene a ser una matrícula de honor, vamos. Aquí os dejo un cachito de estos artistas:



No pasan tres días de estar con estos locuelos, y otro actual pero gran amigo que se encontraba en el paro, me cuenta que le han ofrecido llevar un garito de copas en Toro. Aunque renquea ante el tener que abandonar Salamanca, finalmente acepta, y en un par de semanas, aparezco yo como candidata a extra en los fines de semana. Lo pienso un poco (pero sólo un poco), y "¡sí! ¡me lo quedo!": fin de quebraderos de cabeza por la economía familiar (mi primer curro de educadora está siendo a media jornada y a Currito, Petito y a mí no nos llega con eso).

¿Condiciones? Inmejorables. Curro viene conmigo y tenemos casa para alojarnos. Estoy en un entorno realmente precioso y en el pueblo de al lado vive uno de mis mejores amigos, que viene a verme y voy a verle y además ya me ha invitado a las fiestas del pueblo, y mi anfitrión es una persona realmente agradable. 

De Toro no os puedo contar mucho, pues soy una catetilla de la historia, pero os lo voy a dejar en algunas imágenes y prometo más, porque os aseguro que el pueblito da para mucho...








Y si el conjunto histórico ya es alucinante, las vistas.... aaaargh...





Y para terminar, dedico la entrada y la canción final a D., y también a L., por encontrarse lejos y porque quiero que me sienta cerca, con todo mi cariño. Por cierto, D., ¿has encontrado ya a éste? Mira a ver que esta vez te lo puse fácil, eh...?





martes, 5 de julio de 2011

El Ultimátum Evolutivo





Con este estupendo corto de animación ha quedado inaugurado el nuevo Taller Medioambiental de la Asociación Juvenil JOCE

domingo, 3 de julio de 2011

Cosas de Familia

Allá en La Moraña de Ávila, se encuentra...


¡El pueblo de mi madre!

Una pequeña aldea que no hace honor a su nombre, pues en la misma ya sólo viven unas 5 personas y dos o tres que se acercan diariamente.

Se cree que el nombre de la comarca, La Moraña, significa Tierra de Moros (morania), aunque también los hay que piensan que ese nombre proviene de maraña, por el alto número de municipios que pueblan la zona. De hecho, mi padre es de Crespos, por lo que sangre morañega corre por las venas de esta salmantina.

Tierra uniforme salpicada con alguna colina y donde prevalece el cultivo de cereales, legumbres y el pastoreo ovino. Mis abuelos, agricultores y pastores de toda la vida.

El amarillo ya hace tiempo que tiñe el paisaje de Villamayor

Suelo ir dos veces seguras al año a Villamayor: en Nochebuena y en San Pedro. Este último es el patrón del pueblo y coincide con el cumpleaños de mi abuelo, por lo que se ha convertido desde hace tiempo en fecha clave de encuentro familiar junto con la cena de Navidad.

La fiesta de San Pedro comienza con la misa en esta pequeña iglesia.


No tengo fotos del interior, pero lo que más me gusta de ella son unos angelotes de esos rechonchetes con carita achuchable, que bordean todo el altar. Mis explicaciones sobre arte son bastante penosas, lo sé.

Después de la misa, comienza la procesión que recorre todas las calles del pueblo, algo que se hace en menos de quince minutos por las dimensiones del lugar.

Este año, el pequeño Tontusko participó activamente 
en las fiestas por segunda vez consecutiva

El Santo al paso por la casa de mis abuelos

Cada año, un vecino del pueblo es el Mayordomo, que es quien, como dice mi abuela, "al que le toca el palo", al cual se le concede durante la misa. Es la familia del Mayordomo quien se hace cargo del convite ese año en el pueblo, que consiste en unas bebidas y unas pastas, y que, como símbolo de honor, recibirá a la gente y a los músicos en la puerta de su casa.

Este año tocó frente a nuestra casa, aunque no éramos nosotros los encargados del convite, sino la familia de la Señora Carmen, vecina de la plaza. 

La plaza no está tan inclinada, debieron de ser las cerves...
Y después de bailar y beber un ratillo, cada familia se dirige a su respectivo hogar a ponerse las botas y pasarlo en grande.



Y en estas reuniones es cuando una se va enterando de algunas cosas que en el pasado se han venido sucediendo desapercibidas a los ojos de algunas, que por motivos de trabajo, durante diez años y a excepción del pasado San Pedro, nos hemos perdido las tradiciones familiares de verano.


Comentando la celebración de San Pedro, pregunté en la mesa que quién fue el último mayordomo de nuestra familia. Bromeando, mi primo contestó que ni se acuerda, pues llevamos más de una década sin serlo, y que seguro que nos tienen de ratas en el pueblo. 


Resulta que la última vez que tuvimos un mayordomo en la familia G., fue hace 12 años, y justo ese año murió una hermana de mi abuelo a la que adorábamos, lo cual supuso un palo enorme para toda la familia. 


Y que la vez anterior en la que habíamos tenido al mayordomo en casa, había muerto el tío de aquella que murió hace 12 años, hermano de mi bisabuela, cuando yo contaba con pocos años. 


Y que la vez anterior a la muerte del tío de mi abuelo en la que había habido mayordomo en casa, y de esto hace ya tanto que yo ni siquiera había nacido, a mi abuelo le dio apendicitis, acontecimiento que se vivió con bastante miedo, pues mi bisabuelo murió de dicha enfermedad cuando mi abuelo sólo tenía  9 añitos.


Resulta que por ende, en mi familia nadie se atreve a tomar "el palo", como dice mi abuela, y no sólo eso, hay miembros que se niegan rotundamente a que otro lo haga. 


No seré yo quien lo pida. 


He aquí la razón por la que no hay mayordomos en la familia G. de Villamayor en la última década, ni creo que los haya en muchos años.




A mi familia