lunes, 18 de octubre de 2010

¡Como reinas en Berlín!

Bueno, gente, llegó el momento de recopilar las sensaciones de mi último viaje:

East Side Gallery


Mi acompañante en esta aventura fue Pilar. Ella suele hacer intercambio de casa con personas del extranjero, y me propuso en agosto una de estas tres ciudades: Berlín, Praga o Amsterdam. Quedamos en que la primera en la que saliera un dulce hogar sería la elegida.



Fue un regalo llovido del cielo, pues pensar en un verano sin vacaciones me estaba matando. El que no se lo crea que se dirija a la segunda entrada de este blog. Realmente me preocupaba comenzar el curso sin un poquito de desconexión y descanso físico y mental en el salto del trabajo al estudio, aunque también he de afirmar que finalmente el verano no ha sido ningún desperdicio, a pesar de haber estado currando hasta el 3 de octubre. También es verdad que el hecho de que Pilar me propusiera un viaje juntas al extranjero me dio alicientes para trabajar más animada: finalmente sí me esperaban unas peque-vacaciones.

Primer problema: no apareció nadie interesado en el intercambio vía internet. La fecha se acercaba y no había destino. Pero a sólo un par de semanas de nuestra partida... ¡premio! Una amiga de Pilar nos apalabra un intercambio con una amiga suya que vive en Berlín. Accedemos encantadas y Pilar comienza a buscar billetes. Salen un poco caros, pero en fin, tenemos alojamiento gratuito y eso compensa bastante el costo del billete.

En Berlín nos esperaba Claudia Lahmann, una maravillosa anfitriona. Como podéis ver en su web, es cantante y le apasiona sobre todo la música y los estilos de la primera mitad del siglo XX. También es profesora de canto, y vive con su pareja, Matías, en un bonito piso del lado este de Berlín. Ambos fueron a recogernos al aeropuerto y nos llevaron directas al centro donde, tras visitar la Puerta de Brandenburgo, nos invitaron a cenar en el Sony Center, junto a la Plaza de Potsdamer. Sin duda lo mejor del viaje ha sido conocer a estas dos agradables y desinteresadas personas que nos han acogido en su casa y han estado pendientes de nosotras en todo momento. ¡Mil gracias, chicos!

Vistas de la casa de Claudia
La casa me encantó. Grandes espacios, altos techos y enormes ventanas y puertas que proporcionaban amplitud y luminosidad, al mismo tiempo que te hacían sentir como un liliputiense (de verdad que era todo para gigantes, sobre todo el baño, allí volvías a recordar lo que era mirarse al espejo o colgar la toalla cuando tenías 6 años). Nuestra habitación estaba encima de la cocina. En el centro de ésta, una escalera de caracol ascendía a la planta superior donde se encontraba el estudio de Claudia, en la buhardilla del edificio. Esa fue nuestra encantadora habitación.



El lunes afortunadamente Claudia no trabajaba y pudimos disfrutar de ella y con ella todo el día. Pasamos la mañana visitando el centro y a media mañana tomamos un riquísimo chocolate en Fassbender & Rausch, un auténtico museo del chocolate. En la planta baja puedes encontrar todo tipo de chocolate en todas sus formas y texturas, y los escaparates y expositores están adornados con esculturas de chocolate de monumentos, estatuas y lugares emblemáticos de la ciudad. Ya en la segunda planta hay una cafetería, con vistas a la plaza del Teatro de Ópera de Berlín, en la que puedes tomar un chocolate al gusto acompañado de un pastelito delicioso. Mmmm... Si cierro los ojos todavía siento el aroma del interior de ese bonito edificio... ¡Incluso el baño olía a chocolate!

Monumento a los judíos víctimas del holocausto



De allí nos fuimos a la Catedral, o Berliner Dom, como quieran llamarla, y subimos a disfrutar de las vistas que ofrece la cúpula, las cuales fueron las únicas desde lo alto junto con las del despegue del avión de vuelta, porque al final nos quedamos sin subir a la cúpula del Reichstag y a la Torre de Televisión debido a las extensas colas de turistas.

¡Las tres petardillas del día!

Orientándome con Claudia

La tarde del lunes la pasamos en Potsdam (donde se celebró la famosa Conferencia en que se decidió el futuro de Alemania tras la II Guerra Mundial), a 24 km de Berlín, junto al río Havel. Un pueblo precioso rodeado de unos 20 lagos y donde se encuentra un complejo de palacios y jardines del siglo XVIII. Visita obligada con bicicleta cuando regrese a Berlín en el futuro, os lo recomiendo.


La jornada del lunes culminó con una maravillosa cena en el restaurante de Matías, una acogedora taberna que lleva abierta desde finales del XIX, donde degustamos seis maravillosos platos entre cerveza y cerveza: matahambre de entrante, una sopita de verdura y polenta, pescadito en vinagre relleno de pepinillo, ensalada de tomate y queso de cabra, carne con reducción de vino dulce y patatas panadera y creppe con grosella y helado de vainilla. Lo que yo digo... ¡como reinas en Berlín!

El martes pasamos la mayor parte del día en el distrito de Friedrichshain-Kreuzberg. Comenzamos por la parte sur visitando un mercado de una zona donde hay mucha diversidad cultural, a la orilla del río Spree, en el que había literalmente de todo: ropa, pescadería, panadería, carnicería, frutería... hasta una ferretería. De allí nos dirigimos hacia el puente de Oberbaumbrücke a lo largo de la calle Oranienstrabe, con cantidad de tiendas y restaurantes bastante variopintos.

Puente de Oberbaumbrücke, antiguo paso fronterizo peatonal sobre el río Spree

Al pasar el puente comienza la East Side Gallery, segmento de 1'3 km del muro que fue pintado por artistas de 21 países en 1990, convirtiéndolo en la mayor galería al aire libre del mundo. Ahí van algunas fotos...









Y no dio tiempo a mucho más: visita al Check Point Charlie, paseíto por el centro, un kebab en Alexander Platz y para casa, que tocaba madrugón para regresar a España.

Para terminar, sólo decir que para mí ha sido un lujo ser testigo directo de una ciudad que ha vivido acontecimientos tan bestiales como el holocausto, la II Guerra Mundial o el levantamiento del muro, y que lo que más me ha gustado, a parte del uso masivo de bicicletas, es que es una población muy libre, y eso es símbolo de gente civilizada y de una buena educación. Lo digo porque no hemos visto ni a un sólo madero en tres días, ni seguratas en centros comerciales, monumentos o transporte público. De hecho si hubiésemos querido podríamos haber usado el transporte público gratis. Por lo que se ve, la gente está concienciada de mantener lo público, pues Claudia nos dijo que sólo a veces hay control de tickets, y que si te pillan la multa tampoco es excesiva (40 euros).

Lo que sí hemos visto es gente bebiendo birra donde le apetecía, y algo curioso, en frente del Parlamento puedes jugar al fútbol, tirarte al sol, beber unas cerves con los colegas, jugar con el perro, etc. Creo que eso ocurre en muy pocos sitios. Generalmente hay que tomar "medidas antiterroristas" en esos lugares y como mucho puedes pasear por la acera. Todo esto nos ha llevado en varias ocasiones a debatir sobre educación vs control policial, y realmente te hace pensar que como sigamos en este plan en España, al final nos multan por asomar la cabeza por la ventana.

Otra cosa curiosa, tampoco hay rotondas. Cuando vienen a España fijo que se marean en el coche. Tampoco hay cortinas, "eso es de pueblerinos", dijo Claudia.

Y nada más, majos, me despido con otro trabajillo que he presentado esta mañana sobre el ocio y el tiempo libre en la Antigua Roma. Un besete a todos!!

6 comentarios:

  1. Muy chulas las fotos Ali, interesante post. Ya me dirás como está la cosa para vivir allí..
    Besos

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  2. Menudo lujo contar con esos anfitriones. Viste cosas distintas a las de mi visita pero también me encantó el estilo y el espíritu de la ciudad. Ya me hubiera gustado compartir ese viaje. Algún día.

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  3. Estoy con Atalanta. Lo mejor de este mundo es la gente (el ser humano). Y también lo peor.
    Me alegra que lo hayas disfrutado y las fotos muy buenas.
    Ahora viene la incógnita:¿para cuándo las próximas vacaciones? jejeje
    P.D.: Arregla el scroll que va muy lento!!!
    Besitos
    Santi

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  4. Prima...

    Sé que el lado este es más económico para vivir. A mí personalmente me encantó el barrio donde está la East Side Gallery, cruzando el puente de Oberbraunbrücke dirección sur. Matías vivió 9 años allí y dice que es barato, céntrico y que se está bien, hay mucha diversidad cultural (=mercado chachi) y tienes tranvía, metro y cercanías. De trabajo y eso no tengo ni idea, pero los precios son muy similares a los de España.


    Chicos, le he preguntado a mi profesor de Nuevas Tecnologías por lo de la lentitud y dice que el problema lo tendréis vosotros en vuestra conexión. Yo he entrado al blog desde diferentes ordenadores y siempre lo veo bien.

    Abel, a mí también me hubiera gustado compartir la experiencia contigo, me acordé mucho de ti.


    Próximas vacaciones, Krusti...

    Pues creo que un finde en Madrid y otro en Lisboa van a caer antes de Navidad, y después tengo pendientes por cumplir dos invitaciones: Copenhagen y Fuerteventura.

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  5. Buenas vacaciones, y menudo contraste de Berlín a C. R., jeje. Pero ya me he enterado de algunas cositas, ¡a que en Berlín no está tan bueno el pollo!, jajaja.

    En cuanto a lo de la lentitud es raro, a mi sólo (creo) me pasa con tu blog, con mi ordenador fijo de los de toda la vida, sin embargo con un portátil de mi hermana (que usa mi misma conexión de internet, pero Wifi en lugar de con cable) sí va bien. En fin misterios de la "ciencia".

    Lo de Lisboa no me lo puedo "de creer", vamos, "por jamás de jamás" me lo habría imaginado, jaja, le pierde.

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  6. No comí pollo en Berlín, pero da igual, no creo que haya un restaurante donde se coma pollo tan rico como el de Ivanrey en toda la capital berlinesa, mmm...
    Lisboa, jajaja... Ya sé que le flipa un montón... Yo no he estado nunca, ya os contaré si me gusta o no, pero eso ya será en diciembre.

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