viernes, 1 de abril de 2011

Para empezar bien el mes...


A veces uno se cansa de intentar mejorar el mundo.
Mira a su alrededor y se cabrea profundamente.
Dan ganas de abandonar.
Hartos de preguntarnos cuánto estamos dispuestos a soportar, un día nos levantamos sin fuerza, sin energía, desmotivados y cabreados. Muy cabreados.
Y todo se torna gris. Y nada merece la pena.
La resiliencia está tocando fondo, amigos, la caña está a punto de romperse.
Aparece la exasperación, y en ese mismo instante, estamos comenzando a negar la esperanza, como diría Hessel en su pequeña pero gran obra ¡Indignaos!

Siempre intento tener en mente esta frase:

Te deseo serenidad para aceptar las cosas que no puedes cambiar,
Valentía para cambiar las cosas que puedes cambiar,
y sabiduría para conocer siempre la diferencia.

Visto así parece sencillo, sin embargo se torna complicado ante la imprecisión de la información que nos llega a todos los niveles, desde la relación más cercana hasta los conflictos internacionales. ¿Cuánto podemos hacer? ¿Cuánto de verdad hay en mí y en mi vida? ¿Soy quien creo ser? ¿Los demás son quienes creo que son? ¿Cuál es mi dominio vital y cómo me relaciono con él? ¿Puedo mejorarme y mejorarlo? ¿Hago lo suficiente o podría hacer más?

No te conformes, elimina de tu vida por un momento todo lo conocido en televisión, las ideologías políticas, las necesidades que te ha inculcado la sociedad de consumo, las culturas, las religiones, todo lo que te añaden que no es tuyo y que te roba libertad. ¿Qué te queda?

La felicidad, amigo, la felicidad... Justo te queda lo que de verdad te hace feliz...




1 comentario:

  1. lo intento, de veras, pero en otras cosas... tengo taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanto que aprender..

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