Esa es mi visión del protagonista del libro La flaqueza del bolchevique, de Lorenzo Silva.
Los Cachorros de Nadie, de Martínez Reguera, de los cuales os hablaré en un futuro próximo, han sido abandonados un par de días por esta novela, corta pero intensa, por recomendación de Atalanta, quien antes de devolverlo a la biblioteca me animó a leerlo.
No me arrepiento, he devorado esas páginas. Escrito en primera persona, desde el comienzo me atrajo ese lenguaje feroz y sin escrúpulos de una persona que se sabe inteligente en un mundo al que odia. Es un anti-todo, alguien que es consciente del malestar social, de sus causas y sus consecuencias, y no tiene ningún reparo en vomitar sus pensamientos al lector. Como buen punki, no hace mucho por mejorar su existencia ni la del resto, y se acomoda al sentimiento derrotista de su visión odiosa del mundo en la que es mejor estar entretenido con algo autodestructivo, conductas que terminan por dar coherencia a la forma de pensar del protagonista. He aquí un punki de corazón.
Un día cualquiera, camino del trabajo (del puto trabajo), nuestro punki ejecutivo da por detrás a un descapotable de una pija madrileña que resulta ser una borde. Quizá no hubiera hecho falta que Sonsoles, la pija, fuese una pija borde para que el punki tomase la opción de entretenerse en hacerle la vida imposible, quizá sí, quién sabe. Sin embargo, toparse con Sonsoles es el hecho que, para él mismo, supone un cambio en su aborrecida existencia. Tras un par de días intentando asustarla vía telefónica, comienza a seguirla, lo cual le lleva a enamorarse de la hermana quinceañera de su víctima.
Es amor a primera vista. Sólo verla hay un cambio en su pensamiento: comienza la autorreflexión, el propio análisis, la autojustificación de sus emociones. Comienza un vaivén entre el bien y el mal en el que también se sumerge el propio lector, también él justifica lo sucedido, también él se convierte en juez y parte. Esto puede dar lugar a un sinfín de interpretaciones, pues como suelo decir yo, la línea entre el bien y el mal es subjetiva, la marca cada uno dentro de sí.
Yo por mi parte, considero que ese enamoramiento a primera vista forma parte de su camino autodestructivo (lo cual no quita que la ame sinceramente tras conocerla). Cuando alguien observa el mundo desde la desazón, cuando nada a tu alrededor es enriquecedor ni productivo, se puede dar una retroalimentación negativa. Hay quien pone en peligro su salud o su vida, hay quien rechaza cualquier relación positiva con los demás, y hay quien hace todo aquello que no es aceptado por la sociedad. No obstante, todos ellos comparten el denominador común de la insatisfacción vital, y su actitud y estilo de vida buscan la coherencia con ese sentimiento derrotista.
Del argumento no digo más, el que quiera saber que busque sus propias respuestas en la biblioteca o en el cine español. Sí,La flaqueza del bolchevique tiene su versión cinematográfica, y con Luis Tosar en su papel principal, el cual está fantástico, como siempre. Eso sí, no encontraréis al punki del libro en la película, pues en ésta no cuestionaréis tanto su persona. No es ni la mitad de agresivo, y eso que Luis Tosar podría serlo a la perfección. En mi opinión, la peli se interpreta de una forma bien diferente al libro, lo cual no quita que sea una gran película, ni tampoco que sea un gran libro, claro. Añadir una mención especial a María Valverde que, debutando en el film, se llevó un bien merecido Goya, pues su actuación es impecable.
La banda sonora de Extremoduro le da un toque especial, y puesto que éste era uno de mis grupos preferidos en la adolescencia, os dejo un tramo de la peli en el que suena una de las que más me gustan, Standby.
Vaya, vaya... pues sí que te gustó. Una niña que lleva a nuestro cínico protagonista a sentarse una noche y escribir: ¿Cómo he podido desperdiciar de esta forma mi vida? Un acto tan reprobable socialmente que paradójicamente le hece descubrir o recuperar parte de la dignidad o nobleza que a lo largo de su vida dejó abandonada en algún lugar del camino. Ahora ya puedes leer mi entrada :). Buen post.
ResponderEliminarGracias! Hacía falta ya uno de estos, jeje.
ResponderEliminarSí, ambas obras me gustaron. Ya leí tu entrada, es verdad que la historia cerrada a es más apropiada para la versión cinematográfica que si se hubiera seguido el libro al pie de la letra, pero los de la reflexión y la imaginación preferimos meditar y ser críticos, no que nos lo den masticado. La peli está estupendamente realizada, sin embargo los libros tienen esa magia que las películas le roban, que no es más que la propia interpretación. En mi vida casi siempre gana el libro. Es más, tras un cataclismo, si tuviera que elegir, me quedaría con los libros, siempre.
Son dos artes distintos. Siempre gana el libro, se dispone de más tiempo que en la horita y poco que dura la peli. Si no gana el libro, es que el libro es muy malo (¿Bridget Jones?, por ejemplo). Tosar grande y Extremoduro está en mi altar, así es más fácil que me guste, ¿no?
ResponderEliminarMuy buena entrada, Alicia!!!
Besos
Santi
Leí Bridget Jones! No sé por qué, pero ese tipo de literatura no me convence nada de nada. No sé si es por lo superficial de sus personajes o es que la culpa es del escritor, que no los describe bien y te quedas en eso, en la superficie. No cala, no marca... No mOla. :)
ResponderEliminarBesicos!
Por cierto, Santi, gracias!
ResponderEliminarno hay mejor director que uno mismo lector.
ResponderEliminarentre el uno y la otra me habéis convencido, aunque vista la cola de descargas de literatura y lo que pueda caer en una visita ocasional a la librería, así que me conformaré con ver la peli.