lunes, 28 de mayo de 2012

¿Quién imaginaba que...

... en educación volveríamos a los 80?


... viviríamos el principio del fin de la sanidad pública?


... nuestros mayores perderían el respeto y las atenciones de aquellos a quienes respetaron y atendieron durante toda su vida?


... España sería un "país del sur"?


... se invertiría el capital público en salvar a los bancos?


... viviríamos una nueva dictadura?


... sería una dictadura impuesta por los mercados?


... el dinero llegaría a estar por encima de la salud, de las necesidades más básicas... de la propia vida?


Aunque...


Nada, y digo NADA, está aún perdido.


Porque ellos tampoco imaginaban que...


...Internet nos haría más inteligentes y más fuertes.


...cada vez somos más conscientes de la injusticia social.


... la crisis nos hace más creativos y más humanos.


... no estamos dispuestos a perder lo que nos pertenece.




¿Cómo pueden pensar que no defenderemos nuestro bienestar futuro si es donde pasaremos el resto de nuestra vida?


No se lo imaginan...



A veces busco respuestas
mirando al cielo aburrido
ese manojo de estrellas
y de ozono en un revoltijo

A ver que pasa si aflojo
a ver que pasa si tiro
a ver que pasa si corto
y después ato con un hilo

A ver qué pasa con tu y yo
a ver qué pasa con los dos
a ver qué pasa con todo, me digo

No tengo nada entre manos
tan sólo el suelo que piso
y un verso desordenado
que de pronto encuentra su sitio

A ver qué pasa con tu y yo
a ver qué pasa con los dos
a ver qué pasa con todo, me digo


A veces busco respuestas
mirando al cielo aburrido
ese manojo de estrellas
y de ozono en un revoltijo

A ver su rueda la bola
a ver si prende el incienso
a veces subo a la roca
a solas con mi pensamiento


No tengo nada entre manos
tan sólo el suelo que piso
y un verso desordenado
que de pronto encuentra su sitio


A ver qué pasa con tu y yo
a ver qué pasa con los dos
a ver qué pasa con todo, ¡qué lío!




A veces busco respuestas

mirando al cielo aburrido
ese manojo de estrellas
y de ozono en un revoltijo







jueves, 17 de mayo de 2012

Tan feliz...


Tan feliz por compartir mi vida contigo




Tan feliz por compartir mi silla contigo
Tan feliz por ver salir el sol y despedirlo
Tan feliz por caminar y correr a tu ladito
Tan feliz por buscar y encontrarme a solas contigo


Tan feliz por dormir y soñar caricias contigo
tan feliz por reír y llorar con tus ojitos
tan feliz por compartir mis secretos y mis suspiros
tan feliz por aprender a entender al mundo contigo


Pero hay una cosa que te debo decir
¡no es nada fácil estar tan lejos de ti!


Porque me haces enloquecer, tú me "enchinas" la piel
cada parte de tu ser es alimento a mi bien
vuelvo a respirar y comienzo a temblar
cada paso que das afirmas mi amar


Tan feliz por dormirme en tus ojos y en tus sentidos,
tan feliz por derramar mi querer por tus oídos
tan feliz por rendir mi ser y volar contigo
tan feliz por compartir mi vida contigo



Pero hay una cosa que te debo decir
¡no es nada fácil estar tan lejos de ti!





¡Feliz cumpleaños!


Te quiero.

jueves, 15 de marzo de 2012

Marzo me grita silencio


Silencio... Ausencia de sonido. 
Sin embargo, que no haya sonido, no siempre quiere decir que no haya comunicación.


El silencio es igual de importante que el sonido. 
Sin sonido no se podrían hacer silencios en las canciones y sin silencio las canciones serían muy rápidas y no habría tiempo para quien la está cantando a respirar. 

Comúnmente, el silencio sirve de pausa reflexiva tras una comunicación, para ayudar a valorar el mensaje.

El silencio puede utilizarse con una intencionalidad dramática, puesto que el silencio revaloriza los sonidos anteriores y posteriores. 

Finalmente, el silencio también puede ser consecuencia de un error técnico.


"El silencio es la elocuente expresión de lo inexpresable"


Hay una historia hindú acerca de cuatro monjes que deciden, a modo de disciplina espiritual, mantener un día de silencio. De esa manera pueden estar más enfocados y concentrados, no gastar su energía en charla trivial o entrar en discusiones inútiles.
Bueno, todo va bien a lo largo del día. Ellos van a hacer sus tareas sintiéndose muy virtuosos y mostrándose gran respeto mutuamente. Entonces, al atardecer, comienza a oscurecer, y uno de los monjes, que está muy ocupado preparando la cena, dice: "Alguien debería encender la lámpara". El segundo monje se vuelve hacia él y le dice: "¡Has hablado!" El tercer monje dice, "¡Callaos los dos!" Y el cuarto monje dice, "¡Ahora soy yo el único que no ha roto el voto de silencio!"
Guardar incluso un silencio externo – mantener nuestra boca cerrada – es más difícil de lo que podríamos imaginar. Mucho más difícil es mantener un silencio interno – la ausencia de pensamiento.
Sala de silencio en Lalita

Y luego está el silencio más hondo. El que va más allá de la ausencia de sonido o de pensamiento. Aquel que se alcanza con la meditación. Aquel que, dicen, "hace florecer nuestra indomable voluntad interna". Aquel que domina los otros.


De las flores que pisé salen pájaros volando.
De la fiebre de papel... agua.

Cualquier domingo de marzo
te despertarás empapada en sudor recordando
las horas que pasamos juntos mirándonos así.

De las flores que olvidé en el suelo de tu cuarto.
De la almohada de tu piel... soñando.

Es más difícil prestar atención 
a las cosas que ocurren delante de mí,
se me pasó la vida pensando en aquello.

Y cualquier domingo de marzo me pasaré
por donde estés y hablaremos de algo...

Quizá nos quedemos callados mirándonos.


viernes, 27 de enero de 2012

¿Cómo no ser pesimista?

Fijaos lo que propone Ana Botella para las instituciones/proyectos sociales donde podrían trabajar, entre otros, los de mi especie (educadores sociales).


Lo próximo será la desaparición de mi titulación, como han hecho con la Educación Especial, y así, mis tres años de carrera (casi cuatro, con la adaptación al grado), se quedarán en un simple reto personal, pues, en aras de lo profesional, es algo que "puede hacer cualquiera", como dice la inepta Doña Aznar, quien ha estado como concejala de Medio Ambiente, probablemente asistiendo en una especie de limusina al trabajo y permitiendo la subida del transporte público sin abrir el pico. Incluso tiene las narices de decir que la sustitución de estos empleos por voluntarios es "algo que sí se puede plantear con gerentes de bibliotecas o polideportivos, pero no con las chicas de la limpieza". 

Y todo esto en la capital, que se supone que es donde hay más trabajo para mi titulación. Me veo volviendo a mis inicios: camarera de pisos o limpiadora. Permitidme que me desahogue:

"Grito inhumano"


Si no fuera porque la carrera me ha encantado y ha transformado mi existencia, podría decir tranquilamente que he tirado mi dinero y mi tiempo a la basura. Tiempo en el que podría haber ahorrado dinero en vez de sangrar a mis padres de nuevo, quienes, con su buena intención, también se frustrarán cuando vean que lo invertido en mí no cubre el objetivo de darme una vida feliz con un sueldo y un trabajo digno.

En fin..... Tendremos que aceptarlo: a los jóvenes nos quieren echar del país o hundirnos en la miseria. Y nuestros votos, insuficientes por la agonía que prevemos, y nuestras voces, tiznadas de sentidos peyorativos cuando existen, no pueden hacer nada en un país cada vez más envejecido y acomodado en el conformismo, que sigue apoyando a la corrupción y a una Iglesia privilegiada con algo tan simple como la introducción de una papeleta en una urna cada cuatro años o como marcar una casilla en la declaración de la renta.





Mientras existe este bipartidismo... ¿Cómo no ser pesimista?


miércoles, 11 de enero de 2012

Somos bípedos y estamos desnudos

Somos bípedos. 

Hemos liberado los brazos y las manos. Brazos articulados y manos que acaban en dedos abiertos, prensiles y con yemas. 

Brazos aptos para abrazar, manos capaces de coger y de acariciar de forma suave, con las yemas de los dedos, verdaderas almohadillas suaves, llenas de terminaciones nerviosas para dar y recibir mensajes afectivos y eróticos.




Estamos desnudos.

Tenemos un mapa corporal de unos dos metros cuadrados de piel, con dermis suave y cálida que nos permite el acceso al calor del otro, con millones de receptores y emisores de mensajes interpersonales afectivos y sexuales. 

Un mapa con todas las riquezas de la mejor geografía en la que no faltan valles y montañas, ríos y fuentes, playas y mares cálidos.



Tenemos un abanico de emociones que nos permiten expresar todos los sentimientos de mil formas -con el rostro, la postura, el tono muscular, la respiración, el ritmo cardiaco, los gestos y las palabras-, y una capacidad de comprensión y empatía que nos permite mantener y cultivar una intimidad emocional extremadamente rica.


Sentimos la necesidad sexual de tocar y ser tocados.

Acariciar y ser acariciados. 

Estimular y ser estimulados.

Dar curso al deseo. 

Alimentar y disfrutar de la excitación.

Abandonarnos al orgasmo. 



Una necesidad premiada con el placer y el gozo.

Necesitamos contacto e intimidad afectiva y sexual.



"Sexo y afecto en personas con discapacidad"
Félix López Sánchez


lunes, 21 de noviembre de 2011

Por fin te encontré


Por fin te encontré
como un candil brillando entre la nada.
Yo era Robinson
y descubrí tus huellas en la playa.
Tanto te esperé…
Yo, Adán expulsado del paraíso.
Tú, Eva maldiciendo la manzana.
Allá donde ella viaja está mi edén.
Por fin te encontré.

Te encontré por fin,
vagando por las dunas del pasado.
Y sacié mi sed,
bebí del breve hueco de tus manos.
Tanto te esperé…
La mirada de un niño tú me diste,
la luz de un verano que había olvidado,
el temblor que trae la primera vez.
Por fin te encontré.

Ven aquí no digas nada.
No hace falta, que la noche ya
aprendió de tus silencios
y a descifrar nuestros cuerpos.
Derrumbemos las cautelas.
Compañera, estoy perdido y ya,
para tener miedo, es tarde.
Bendito azar es encontrarte.


Yo no te busqué
y te encontré al abrirse una ventana
por un vendaval
que trajo perfume a tierra mojada.
Tanto te esperé…
Yo Adán expulsado del paraíso.
Tu Eva maldiciendo la manzana.
Allá donde ella viaja esta mi Edén.
Por fin te encontré.

Ahora has de saber
que me hundo en tu mirada inabarcable.
Que esta aurora trae
certezas para espantar soledades.
Tanto, tanto te esperé…

Y puede que el planeta se derrumbe,
que la lumbre del mundo algún día se apague,
que el tiempo arrugue el alma y nuestra piel,
pero yo por fin te encontré.

Ven aquí no digas nada.
No hace falta, que la noche ya
aprendió de tus silencios
y a descifrar nuestros cuerpos.
Derrumbemos las cautelas.
Compañera, estoy perdido y ya,
para tener miedo, es tarde.
Bendito azar es encontrarte.

Por fin te encontré
como un candil brillando entre la nada.
Yo era Robinson
y descubrí tus huellas en la playa.



lunes, 14 de noviembre de 2011

Por hache o por be


Me mareo con promesas que me cuesta cumplir.
Otra vez que me siento con mis pasos de cangrejo, en los que avanzo tres y retrocedo dos. ¡Y qué desesperante es ser consciente de ello! Y aún más que haya pasado un mes y no le haya puesto remedio por hache o por be, como dicen por ahí.



Qué gracioso echarle la culpa a la hache y a la be. ¿Sabíais que la expresión viene por los dictados del colegio? Por la frecuencia de las faltas de ortografía cometidas con estas letras, que eran las más típicas. Y que posteriormente la expresión se extendió al uso cotidiano.

Bueno, pues exactamente no ha sido por letras, pero sí por palabras. Por palabras de excusas autoconvincentes, y de promesas auto-incumplidas. ¿Quizá porque me miento? No, hombre no. Más bien no pienso antes de hablar, y me comprometo con cosas externas más de lo que debo. Y luego lo mío se esfuma sin darme ni cuenta. Al fin y al cabo, ahí están la "hache" y la "be" de "eso te pasa por hablar".

A eso hay que sumarle mi incapacidad de romper compromisos ya verbalizados. Entonces sucede que...


Llevo un mes diciéndome que iba a salir a correr y nada.
También que no trabajaré más de lo que me toca, y me pringo a la mínima.
Que me acostaré a la hora y descansaré lo necesario.
Que cenaré, aunque sea tarde.
Que sabré decir "no", si veo que me voy a agobiar.
Que dedicaré algún rato más a estudiar.
Que no leo desde hace tiempo.
Que no medito, que no escribo, que no pinto...

Y que todo acaba en enfermedad. 
Y mi cuerpito, como siempre, desesperado diciéndome, "pero niña, que existo". 


Si no fuera por algunos paseos que me permiten respirar contigo...




Ya me avisaba septiembre...
¿Astenia otoñal? No. 
Intuición, visión de futuro... Llámalo como quieras.

Y es que ahora recorro el invierno como si fuese una maratón de logros personales, uno tras otro, uno tras otro... Sin descanso. Y todo para compensar mis antiguos inviernos de sofá, de mirada perdida y desidia compartida. 



Y no me llegan las horas... No me llega el aliento.

Y me enfado con el mundo.
Y vomito mis quejas... Y luego me arrepiento.

¿Y si algún día dudo del disfrutar de mis logros...?

Mejor no pensar en eso.
Mejor prometo que trabajaré en ello.
Desde ya. 
Aquí dejo constancia de que he empezado con la cena de hoy:



En una semana os cuento.